Epístola de Primera de Pedro XII
Fred R. Coulter—8 de mayo, 1993
Lo que vamos a hacer es terminar 1 Pedro 3:22, para después empezar el capítulo cuatro—que habla acerca del sufrimiento y las dificultades de vencer en este mundo. Aquí está hablando acerca de Jesucristo, y de que todo lo que hacemos está basado en Su resurrección. Es por eso que:
· tenemos esperanza
· tenemos amor
· tenemos fe
· tenemos la salvación
Eso es de lo que Pedro está hablando aquí: De cómo Cristo está a la diestra de Dios. Y si Cristo está a la diestra de Dios, entonces no tenemos por qué refrenarnos con miedo; no tenemos por qué andar con temor preguntándonos si vamos a ser salvos, porque Cristo nos va a salvar— sin lugar a dudas.
1 Pedro 3:22: “Quien ha ido al cielo, y está a la mano derecha de Dios, ángeles y autoridades y poderes, habiendo sido puestos en sujeción a Él.” No hay una sola cosa—ni una sola—que Cristo no pueda vencer. No hay por qué preocuparnos en cuanto a poder tener a Cristo con nosotros, a pesar de que nuestros sufrimientos puedan muy prolongados y difíciles.
Vayamos a Colosenses capitulo dos, y veamos por qué Cristo fue puesto sobre todos los principados. Esto es algo importante que debemos entender. Usted no debe preocuparse por aquellos que están en el mundo, y tampoco debe preocuparse por Satanás y sus demonios. Lo que sí es absolutamente cierto, es que tenemos que estar firmes con toda la armadura de Dios. Vamos a ver qué fue exactamente lo que venció todo eso, porque la crucifixión y la muerte de Cristo vencieron mucho más que solamente el pecado. Cristo mostró que como Dios en la carne: Él podía vencer a Satanás el diablo, Él podía a los principados; Él podía vencer a los poderes; Él podía vencer a los gobernantes y a la oscuridad de este mundo. Es muy importante que entendamos esto.
Dios es Dios, el cual Cristo fue antes de convertirse en humano. Él podía vencerlos a todos con muy poca dificultad porque Dios es todopoderoso, ¿Cierto? Entonces, si Él hubiera venido y tomado la forma de un ángel—lo cual en Hebreos 2 dice que no fue así, sino que fue hecho un poco menor que los ángeles—Aun así, Él probablemente habría podido vencer a todas las huestes espirituales, a todos los seres espirituales, y todo lo demás que ha hecho Satanás el diablo. Sin embargo, Dios lo hizo con una desventaja. Aquellos de ustedes que juegan golf, entienden lo que es una desventaja. Cuando usted recibe una ventaja (que es lo opuesto), su oponente tiende a decir: ‘Como yo soy mucho mejor que tú, te voy a dar una ventaja de diez tiros.’ Eso sería algo grandioso para la mayoría. Así que lo que Dios hizo, fue ponerse a Sí mismo en una desventaja (por así decirlo). Él se convirtió en un ser humano; tomó sobre Sí mismo la ‘ley del pecado y muerte’; y estando lleno del Espíritu Santo fue capaz de vencerlo todo. Por lo tanto, Él venció a Satanás el diablo en una posición que podría decirse inferior—siendo Satanás un ser espiritual. Cristo en la carne siendo el Hijo de Dios, estuvo en una posición inferior en cuanto al poder de Su ser. Sí, Él tuvo todo el poder de Dios el Padre.
Colosenses 2:15 habla sobre cómo venció Él cada una de estas cosas. Después dice, ‘clavándolos a Su cruz’—esto es, las consecuencias del pecado: “Tras despojar los principados y los poderes… [Él les quitó el poder del pecado. Es por eso que somos libres del pecado, y no tenemos por qué rendirnos a él. Nosotros por el contrario, tenemos que vencer el pecado]…Él hizo un espectáculo público de ellos… [En otras palabras, Satanás pensó que la muerte de Cristo fue su victoria. Pero cuando Cristo murió y fue resucitado, ¡Esa fue la victoria de Dios!]…y ha triunfado sobre ellos en eso [en la crucifixión].” Después continúa con el resto de lo que está diciendo aquí.
Colosenses 1:16—es una reiteración de lo que acabamos de leer: “Porque por Él fueron creadas todas las cosas, las cosas en el cielo y las cosas sobre la tierra, lo visible y lo invisible, ya sean ellos tronos, o señoríos, o principados, o poderes; todas las cosas fueron creadas por Él y para Él. Y Él es antes de todo, y por Él todas las cosas subsisten. Y Él es la cabeza del cuerpo, la iglesia; Quien es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todas las cosas Él mismo pudiera tener la preminencia” (versos 16-18). ¿Por qué? ¡Porque Cristo se humilló a Sí mismo para soportar el sufrimiento en la cruz!
Por lo tanto, en esa humildad—y al ser capaz de mantenerse completamente fiel a Dios el Padre y nunca pecar—Él conquistó todos los principados, todos los poderes, y fue levantado para sentarse a la diestra de Dios. Cada vez que nosotros vamos ante Jesucristo, hay un tremendo poder ahí para nosotros. Eso es lo que Pedro está tratando de decirnos: que todo fue puesto en sujeción a Él.
Veamos un poco más acerca de esto en el libro de los Hechos. Veamos cómo Pedro, Pablo, y los apóstoles, predicaban a Cristo a la diestra de Dios—lo cual simboliza el tener y utilizar el poder de Dios mismo.
Hechos 2:25: “Pues David habla respecto a Él ‘Yo veía al Señor continuamente delante de Mí; porque Él está a mi mano derecha, para que yo pueda no ser movido.” En este caso en particular, David está diciendo que Dios estaba ahí para estar con Él [Cristo] a su diestra. Entonces, la razón por la cual Pedro está diciendo esto es: Para que nosotros sepamos que Cristo está por nosotros, y que Él sí puede estar a nuestra diestra como dijo David.
Verso 33: “Por tanto, habiendo sido exaltado por la mano derecha de Dios, y habiendo recibido la promesa del Espíritu Santo del Padre, Él ha derramado esto que ahora están viendo y oyendo.” Lo cual tiene que ver con la Fiesta de Pentecostés.
Vayamos a Hechos 5:29 para que tengamos todo el contexto de esto: “Pero Pedro y los apóstoles respondieron y dijeron… [Esto fue, mientras ellos predicaban en el nombre de Jesús, siendo que los sacerdotes, los escribas, y todas las autoridades de Jerusalén y del templo les habían ordenado que no lo hicieran]…‘Estamos obligados a obedecer a Dios antes que a hombres.”
Por eso Pedro nos dice nuevamente que tenemos una apelación a Dios, a través de Cristo, para una buena consciencia; porque Cristo está a la diestra de Dios. Pedro es consistente en todo lo que él enseña y predica aquí.
Verso 30: “El Dios de nuestros padres levantó a Jesús a Quien ustedes mataron colgándolo sobre un árbol. A Él Dios ha exaltado por Su mano derecha para ser un Príncipe y Salvador, para dar arrepentimiento y remisión de pecados a Israel” (versos 30-31). Esto nos muestra cómo toda la operación y resumen de Dios, está trabajando en nuestras vidas por medio del arrepentimiento, del perdón, del amor de Dios, de la gracia de Dios y demás.
Hebreos es un libro muy interesante y poderoso por la manera en que fue escrito, la manera en que es presentado, la manera en que expone ante nosotros la diferencia entre el Antiguo Pacto y el Nuevo Pacto con lo que Cristo ha hecho, y la manera en que Él lo hizo estando a la diestra de Dios— Nuestro Sumo Sacerdote por siempre.
Hebreos 1:3: “Quien, siendo el brillo de Su gloria y la imagen exacta de Su persona… [Esto es, de Dios el Padre]…y sosteniendo todas las cosas por la palabra de Su propio poder, cuando Él hubo por Sí mismo limpiado nuestros pecados…” Esa es una frase interesante porque Cristo es Quien creó a todos los seres humanos. Por lo tanto, sólo Él puede limpiar nuestros pecados. Cuando Él pasó por la crucifixión y murió en ese madero, lo hizo solo. Es por eso que Jesús dijo, ‘Eloi, Eloi, la’ma sabach’thani’ que es: ‘Mi Dios, Mi Dios, ¿Por qué me has abandonado?’¡Él tenía que hacerlo absoluta y completamente solo para limpiar nuestros pecados!
Por eso él escribió que: “…cuando Él hubo por Sí mismo limpiado nuestros pecados, se sentó a la mano derecha de la Majestad en la altura” (verso 3). O en otras palabras, ante el trono mismo de Dios—a la diestra de Dios el Padre—Quien es el ser más Grandioso que hay en todo el universo. Él es el Dios:
· De todo el carácter
· De todo el amor
· De todo el poder
· De toda la vida
Y ¡Cristo está sentado a Su diestra!
Verso 13: “Pero ¿a cuál de los ángeles dijo Él alguna vez, ‘Siéntate a Mi mano derecha, hasta que haga de Tus enemigos un taburete para Tus pies’?” Dios no le dijo eso a ninguno de los ángeles en ningún momento.
Hebreos 4:14 habla acerca del sacerdocio de Cristo, y sería interesante que hiciéramos un estudio de esto a lo largo de toda la Biblia. Si su estudio Bíblico se vuelve un poco aburrido de vez en cuando, sólo saque su concordancia, elija un tema y repáselo todo. Repase en toda la Biblia las cosas referentes a la diestra:
· La diestra de hombre
· La diestra de David
· La diestra de Dios
· La diestra de Cristo
¡Recuerden que esto es muy importante! Y además es interesante cuando comenzamos a entenderlo.
Recuerden a la madre de Santiago y Juan cuando fue a decirle a Jesús: Señor, ¿me concederías una cosa? Sólo una cosa para mis hijos, ¿Por favor? ‘Bueno, ¿Qué cosa?’ ¡Podrías conceder que uno se siente a Tu diestra y uno a tu izquierda! Y Él dijo, ‘No sabes lo que pides. Mi Padre se lo va a dar a quien Él decida.’ Así que esto es algo muy poderoso cuando lo entendemos.
Hebreos 4:14: “Teniendo por lo tanto un gran Sumo Sacerdote, Quien ha pasado a los cielos… [Arriba, hacia el tercer cielo]…Jesús el Hijo de Dios, deberíamos sujetar firme la confesión de nuestra fe.” Esta es la razón por la cual podemos tener una buena consciencia; porque podemos ir ante Dios para que Él: Borre nuestros pecados, limpie nuestra consciencia, limpie nuestra mente, y haga que Su Espíritu Santo trabaje en nosotros.
Verso 15: “Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda empatizar con nuestras debilidades, sino uno Quien fue tentado en todas las cosas de acuerdo a la semejanza de nuestras propias tentaciones; aunque Él fue sin pecado.” Piensen en esto hermanos— ¡Él fue tentado de todas las formas posibles! ¡En todo! Jesús tenía que tener la ‘ley del pecado y muerte’ dentro de Sí para poder para ser tentado.
Nunca piense o sienta que su pecado es tan grande, que Cristo no lo puede entender; que Cristo no puede darse cuenta de cuáles son sus tentaciones. Es cierto que la situación es diferente, porque todos somos seres humanos diferentes. Pero el punto es que Cristo sabe, que Él entiende, y que Él es capaz de ayudar.
Verso 16: “Por lo tanto, deberíamos venir con audacia al trono de gracia, para que podamos recibir misericordia y encontrar gracia para ayuda en tiempo de necesidad.” Y cuando realmente lo entendemos, nos damos cuenta de que necesitamos esa gracia y esa ayuda todo el tiempo—no sólo parte del tiempo. ¡Necesitamos la gracia de Dios todo el tiempo!
Vayamos a Hebreos capítulo 7. El tema principal del libro de Hebreos, es que Cristo fue levantado para ser nuestro Sumo Sacerdote en el cielo. Esto que vamos a ver fue escrito para preparar a todos para la destrucción del templo, y para el fin del sacerdocio Levítico. Tenía que haber algo más grande para remplazar lo que ya había, y es por eso que Cristo ascendió a los cielos.
Hebreos 7:25: “Por lo tanto, Él tiene el poder a lo largo de todo el tiempo para salvar a aquellos quienes vienen a Dios por medio de Él… [En otras palabras, no hay nada que sea demasiado difícil, en lo cual Cristo no pueda intervenir para ayudarlo y para salvarlo]… porque Él siempre está vivo para interceder por ellos. Porque es apropiado que debamos tener un Sumo Sacerdote Quién es santo, inocente, sin mancha, apartado de pecadores, y hecho más alto que los cielos; Quién no tiene necesidad, como los otros sumos sacerdotes, de ofrecer sacrificios día tras día, primero por sus propios pecados y luego por los pecados del pueblo; porque esto Él lo hizo una vez para siempre cuando se ofreció a Sí mismo. Porque la ley sacerdotal hace sumos sacerdotes de hombres quienes tienen debilidades; pero por la palabra del juramento de la promesa, la cual reemplaza a la ley sacerdotal, el Hijo, Quien ha sido perfeccionado para siempre, ha sido hecho Sumo Sacerdote” (versos 25-28). Así que Cristo es el Sumo Sacerdote, Quien es consagrado para siempre.
Hebreos 8:1: “Entonces aquí hay un resumen de las cosas siendo discutidas: Nosotros tenemos tal Sumo Sacerdote… [Siempre vivo, sin pecado, puro, exaltado hacia los cielos, a la diestra de Dios]…Quien se sentó a la mano derecha del trono de la Majestad en los cielos… [‘La Majestad’ es la expresión de gloria más grande utilizada en el libro de Hebreos, para definir la gloria de Dios el Padre]…Un Ministro del santuario y del verdadero tabernáculo, el cual el Señor estableció, y no hombre” (versos 1-2). Esto es algo tremendo hermanos. Es por eso que lo que Jesucristo ha hecho para estar diestra del Padre como nuestro Sumo Sacerdote, ¡es absolutamente fantástico!
Vayamos a Hebreos 9:24—donde se habla sobre el fin del templo y del sacerdocio terrenales, ya que ellos han cumplido su propósito y Cristo ha ascendido al cielo. Ahora tenemos un Sumo Sacerdote más grande, y un sistema mejor que el que había bajo el Antiguo Pacto.
Hebreos 9:24: “Porque Cristo no ha entrado en los lugares santos hechos por manos humanas, las cuales son meras copias del verdadero; sino Él ha entrado en el cielo mismo…” En otras palabras, el templo cuyas instrucciones recibió David de parte de Dios, sólo fue una tipificación del templo de Dios en el cielo. Sin embargo, Él ha entrado al cielo mismo.
“…para aparecer en la presencia de Dios por nosotros…” (Verso 24). Ahora, ¿Cómo es que Él está por nosotros? Se los pregunto porque hay algunas personas que les encanta hacer sentir culpables a los hermanos, y que les gusta pasar al frente para criticarlos y hablar severamente sobre ellos. Sí, es cierto que no queremos pecar—pero Cristo vino para quitarnos esa culpa de encima y no al revés. Por eso existe el arrepentimiento. Toda la operación de Cristo es el arrepentimiento y el perdón del pecado—no la abogacía para condenarlo a usted por sus pecados.
Recuerden que durante la Fiesta de Panes sin Levadura, aprendimos que: ¡No hay condenación para aquellos que están en Cristo Jesús! ¿Por qué? Porque:
· Cristo es nuestro Sumo Sacerdote
· Él es nuestra Pascua
· Él es nuestro Sacrificio
· Él es nuestro Abogado
Él nos entiende a cada uno de nosotros, así como las cosas que experimentamos.
Usted necesita tener ese tipo de confianza al acercarse a Dios. Van a haber veces en las que usted vaya ante Dios, y le diga, ‘Dios, yo no sé. Perdóname por mis pensamientos, por mi mente y por mi corazón. Cristo está ahí y él tiene esa capacidad.
Volvamos un momento a 1 Juan capitulo uno, para ver exactamente cómo funciona todo esto. Sé que esto es como repetir un poco lo que vimos en los Días de Panes sin Levadura, pero es algo muy importante porque encaja en el contexto del Sacerdocio de Cristo por nosotros.
1 Juan 1:7: “Sin embargo, si caminamos en la luz, como Él está en la luz, entonces tenemos compañerismo unos con otros, y la sangre de Jesucristo, Su propio Hijo, nos limpia de todo pecado.” El griego en esa expresión es: todo pecado—refiriéndose a cada pecado que usted tenga. Hay ministros que antes de bautizar a una persona, le preguntan repetidamente ‘¿Se ha arrepentido de cada pecado? ¿Ha recordado cada pecado?’ Es verdad que tenemos que arrepentirnos de nuestros pecados, pero tenemos que dar un paso más allá y arrepentirnos de nuestra naturaleza pecaminosa; de lo que hace el pecado en nosotros. Estoy seguro que hay pecados que usted cometió en el pasado (antes de bautizarse) que ya ni siquiera recuerda. Y si un ministro viene y le dice que, ‘Si no recuerda ese pecado, entones no es perdonado,’ usted debe saber que ¡No es así! La sangre de Cristo nos limpia de cada pecado.
Verso 8: “Si decimos que no tenemos pecado… [Como fue el caso de Job]…estamos engañándonos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros… [Así que Job al final tuvo que arrepentirse, haciéndolo de esta manera]:…Si confesamos nuestros propios pecados, Él es fiel y justo, para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda injusticia… [¡De toda injusticia!]…Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos a Él un mentiroso, y Su Palabra no está en nosotros” (versos 8-10).
1 Juan 2:1: “Mis pequeños hijos, les estoy escribiendo estas cosas para que no puedan pecar… [¿Pecaremos nosotros para que abunde la gracia? Pablo dijo, ‘¡Dios no lo permita! Así que Juan está escribiéndonos para que ‘no pequemos’]…Y aun así, si alguno peca… [Porque usted y yo sabemos que va a suceder, aunque no sabemos de qué manera]…tenemos un Abogado con el Padre, Jesucristo el Justo.”
· ¡Él está abogando por nosotros!
Él no está apuntando el dedo de condenación, sino que:
· ¡Él está abogando por nosotros!
· Él nos ha dado su Espíritu para guiarnos
· ¡Él nos guía al arrepentimiento por medio de Su bondad y de Su gracia!
· ¡Él está abogando a Dios el Padre por nosotros!
Y además, verso 2: “Él es la propiciación por nuestros pecados…”—significando que esa es la expiación continua que Cristo nos da. Es por eso que Pedro dijo y escribió que Él es: ‘Quien ha ido a los cielos, y está a la diestra de Dios. Ángeles y autoridades y poderes siendo puestos en sujeción a Él.’ En otras palabras, no hay poder en esta tierra; ni demonio; ni espíritu; ni ángel; ni autoridad en el mundo, que pueda venir y separarlo de Cristo. Sí, es posible que lo maten, pero ellos no pueden separarlo de Cristo.
Vayamos a 1 Pedro 4—para que entendamos cómo reaccionamos a las cosas por las que pasamos. Nosotros reaccionamos a las cosas que sufrimos por causa de ser un cristiano. Leamos los versos 1-6 y después regresaremos para repasar las escrituras relacionadas.
1 Pedro 4:1: “Consecuentemente… [Y en base a lo que acabo de decir]…dado que Cristo ha sufrido por nosotros en la carne, ármense a sí mismos también con la misma mente porque aquel que ha sufrido en la carne ha terminado de vivir en pecado.”—y eso es lo que significa. Algunas personas creen que esta cita se refiere a Jesucristo, cuando en realidad está hablando sobre usted viviendo en pecado. Porque cuando usted sufre en la carne—además de que Cristo ha sufrido por nosotros—se da cuenta de lo terrible que es el pecado y no quiere seguir viviendo en él.
Verso 2: “Para este fin: que no viva más su tiempo restante en la carne para las lujurias de los hombres, sino para la voluntad de Dios. Porque el tiempo pasado de nuestras vidas es suficiente para haber hecho la voluntad de los gentiles, cuando nosotros mismos caminábamos en libertinaje y lujuria, y éramos corrompidos con vino, parrandas, bebidas e idolatría desenfrenada. Viendo esta diferencia en su comportamiento… [Porque ustedes ahora son convertidos]…ellos… [Sus antiguos amigos y conocidos]…están asombrados que ustedes no corren con ellos en las mismas corrupciones desbordantes, y los insultan. Pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. Y para este propósito fue predicado el evangelio a los que han muerto, de manera que, aunque en la carne ellos puedan, y de hecho hayan sido juzgados de acuerdo con los estándares de los hombres, por otro lado, ellos puedan vivir según la voluntad de Dios en el Espíritu” (versos 2-6).
Lo que Pedro está diciendo aquí es: que otras personas que ya han muerto, también pasaron por las mismas cosas que usted está pasando y sobrevivieron; ellos vivieron el camino de Dios, han entrado en su reposo, y están esperando la resurrección.
Vayamos nuevamente al verso 1, para ver algunas cosas que están ahí para nosotros: “Consecuentemente, dado que Cristo ha sufrido por nosotros en la carne, ármense a sí mismos también con la misma mente…” Ahora veamos qué dice en Filipenses 2:5, que es una Escritura muy básica y nos muestra el tipo de mente que debemos tener.
Recuerdo que un hombre alguna vez me dijo, ‘Bueno, la Biblia no se refiere a que tengamos una mente espiritual al igual que Cristo.’ ¡No! Significa tener la misma actitud mental que Cristo tiene, por medio de Su Espíritu Santo; y entender acerca de Su vida—como está registrada en el Nuevo Testamento—para entender Su manera de pensar, de actuar, y de vivir.
Filipenses 2:5: “Esté esta mente en ustedes, la cual estuvo también en Cristo Jesús.” Después nos muestra lo que hizo Jesús, y lo lejos que Él estuvo dispuesto a llegar para la salvación de la humanidad. Asimismo, nosotros también debemos determinar—con la mente de Cristo en nosotros—qué tan lejos vamos a llegar, para que podamos llegar al final y estar en la resurrección. De eso está hablando aquí. Él lo entregó todo.
Verso 6: “Quien, aunque existió en la forma de Dios, no lo consideró robo ser igual con Dios… [Existiendo como Dios]…Sino que se vació a Sí mismo, y fue hecho en la semejanza de hombres, y tomó la forma de un siervo; y habiéndose encontrado en la forma de hombre, se humilló a Sí mismo, y llegó a ser obediente hasta la muerte, incluso la muerte de la cruz” (verso 5-8). De eso está hablando aquí en 1 Pedro: Ármese usted mismo con esta mente; porque Cristo ha sufrido. Si usted ha sufrido y se arma con la misma mente, ¿No será usted capaz de hacer lo mismo que hizo Cristo? ¿No se dará usted cuenta de que incluso sufrir es mejor que pecar? Ese es todo el propósito de 1 Pedro 4:1.
Ahora veamos cómo esto continúa en Romanos capitulo doce, al mostrarnos el tipo de mente que debemos tener. Hay una cosa que es distinta en nuestra mente, en comparación con la mente de Cristo. Nosotros aún tenemos una mente carnal acá arriba. Y la verdad es: que las cosas espirituales no pueden ser retenidas en una mente carnal. Es por eso que necesitamos el Espíritu de Dios. Es por eso que la entrega de la ley sin el Espíritu de Dios, eventualmente va a terminar en un desastre. Necesitamos el Espíritu de Dios; necesitamos el Espíritu y la mente de Cristo para poder hacerlo.
El apóstol Pablo predica lo mismo en romanos 12:1: “Los exhorto por tanto, hermanos, por las misericordias de Dios, a presentar sus cuerpos como un sacrificio vivo, santo… [Que no sea impuro o pecaminoso]…y bien agradable a Dios, el cual es su servicio espiritual. No se conformen ustedes mismos a este mundo…” (versos 1-2). Esto es de lo que está hablando el Apóstol Pedro. Todas esas personas que usted ha dejado atrás (en su pasada manera de vivir) seguramente se preguntan: ¿Por qué hizo eso? Pedro pone como ejemplo que aunque ellos eran gente muy perversa… ¡Dios aun así los llamó! Dios no hace acepción de personas.
Verso 2: “No se conformen ustedes mismos a este mundo…”
· No se preocupe por lo que el mundo piense
· No se preocupe por lo que el mundo haga
· No permita que el mundo lo ‘conforme’ a esta sociedad y a este camino.
“…sino sean transformados… [Dejen que su mente sea cambiada y ‘transformada’]…por la renovación de sus mentes…” (Verso 2). Y ¿Cómo se renueva su mente?
· Con el Espíritu de Dios
· Con oración
· Con estudio
· Con ayuno
—todo eso es importante. Pero si su mente es renovada mientras usted se enfoca más en amar a Dios; si usted está amando a Dios y creyendo en Él, entonces todo lo demás se le va a dar, y ¡usted tendrá una mente renovada! Hay muchas cosas que tenemos ‘renovar’ en nuestra mente, así como muchos factores que nos impiden hacerlo. La televisión, las películas, y la influencia de las personas en el mundo son algunos de los factores que hacen esto más difícil. Es por eso que 1 Pedro 4 es muy importante para nosotros. Aquí está lo que hacemos cuando nuestra mente es ‘renovada’: “…para que puedan probar lo que es bien agradable y bueno, y la perfecta voluntad de Dios” (verso 2). Para que vivamos nuestras vidas de acuerdo a la voluntad de Dios y no a la voluntad del hombre.
Ahora vayamos a Efesios 4:23 para ver algo similar, porque la ‘renovación’ de nuestra mente debe ser algo constante. Nosotros, como seres humanos—y como vimos durante los Días de Panes sin Levadura—tenemos que sacar el pecado con el poder, la ayuda, y la fuerza de Cristo. ¿Cómo? Confesando nuestros pecados, porque ‘Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados.’ Con esto entonces, debemos poner a Cristo dentro de nosotros, y ser renovados en nuestra mente con el poder del Espíritu Santo de Dios.
Efesios 4:23: “Y que sean renovados en el espíritu de su mente… [Llegando directo a su mente, corazón, alma, espíritu y ser… porque cambia su mente. De eso se trata la conversión]…Y que se pongan el nuevo hombre… [O la nueva persona]…el cual es creado en justicia y santidad de la verdad de acuerdo a Dios” (versos 23-24). Lo que Dios está haciendo en usted es recrearse a Sí mismo—comenzando con el ‘espíritu de su mente’ a través de Su Espíritu—para crear la verdadera Santidad en nosotros, “…en la justicia y la santidad de la verdad según Dios.” Es por eso que debemos estar armados con la misma mente de Jesucristo.
Ahora llevemos esto un paso más allá. Vayamos a 1 Corintios 2—porque esto se vuelve muy muy importante. Estoy muy emocionado por lo que vamos a hacer al terminar 1 Pedro. Cuando eso suceda (lo cual será pronto), seremos capaces de mirar la Palabra de Dios desde una nueva perspectiva. No que vaya a ser algo que no hayamos entendido, sino que:
· Nos va a dar una apreciación más grande por lo que Cristo ha hecho
· Nos va a dar un entendimiento más profundo del milagro del Nuevo Testamento
· Nos va a dar una percepción espiritual más grande sobre el camino de Dios.
Es por eso que 1 Corintios dos es tan importante.
1 Corintios 2:7: “Mas bien, hablamos la sabiduría de Dios en un misterio… [Porque para la mente carnal es difícil entenderlo]…incluso la sabiduría escondida que Dios pre-ordenó antes de los siglos hacia nuestra gloria… [Es decir, que desde antes de que el mundo existiera, el plan de Dios era asignar a Cristo como nuestro Salvador]…La cual ninguno de los gobernadores de este mundo ha conocido (porque si hubieran sabido, no habrían crucificado al Señor de gloria)” (versos 7-8). Hay dos formas de ver esto:
· Que la expresión ‘los príncipes de este mundo’ esté refiriéndose a un ser humano físico quien está en el oficio de gobernante o líder.
O
· Que esa misma expresión esté refiriéndose al poder detrás del trono: a los principados, al príncipe—o a los príncipes—de este mundo, quienes son ¡Los seres demoniacos que lo rigen!
Ahora, visto desde ese sentido en particular… Satanás no habría sacrificado a Cristo si él hubiera sabido lo que eso iba a ocasionar. Satanás pensó: ‘Si lo atrapo’ o ‘Si mato al Hijo de Dios, todo el plan de Dios se va a terminar.’ ¡Pero no! ¡Ese era sólo el principio del plan! Así que hay dos maneras de entender ese verso.
Verso 9: “Pero de acuerdo a como está escrito, ‘El ojo no ha visto, ni el oído ha oído, ni han entrado al corazón del hombre, las cosas que Dios ha preparado para aquellos que lo aman.’” Ese es un verso muy profundo hermanos.
Vayamos a Romanos 8:28—porque esto encaja con el sufrimiento y las cosas por las que pasamos. Recuerden que todo lo que el Apóstol Pablo escribió para nosotros, está basado en el amor de Dios. No creo que algún día podamos decirlo lo suficiente, pero si realmente nos enfocamos en amar a Dios con todo nuestro corazón, mente, alma, y ser… al final eso va ayudarnos más que cualquier otra cosa.
Romanos 8:28: “Y sabemos que todas las cosas trabajan juntas para el bien… [Hablando de los sufrimientos y dificultades que vemos aquí en Romanos 8]…de aquellos que aman a Dios… [Noten como esto encaja con 1 Corintios 2:9: Que aman a Dios]…para aquellos que son llamados de acuerdo a Su propósito.” ¡Dios tiene un propósito! ¡Él tiene un plan! Y es fantástico que no podamos pensarlo ni visualizarlo por nosotros mismos. Si no fuera así, entonces esto sería como contarnos historias entre nosotros, o simplemente leer lo que otros hombres han escrito—pero Dios ha hecho algo que va mucho más allá.
1 Corintios 2:10 dice: “Pero Dios nos las ha revelado…” Y la única manera en que esto puede llegar a nosotros es:
· Por el llamamiento de Dios
· Por el perdón de Dios
· Por la misericordia de Dios
· Por la gracia de Dios
· Por el Espíritu de Dios y el engendramiento
…el cual Dios pone en nuestra mente. ¡Eso es algo tremendo hermanos! “…Dios nos las ha revelado…” (verso 10). ¡Y es por eso que la Biblia es tan fantástica! Hay tantas cosas que podemos estudiar, repasar, y profundizar en esta Biblia—y entre más profundicemos, más nos va a ir revelando. Ese es todo el propósito por el cual estudiamos y bebemos de la Palabra de Dios.
“…nos las ha revelado por Su Espíritu, porque el Espíritu examina todas las cosas—incluso las cosas profundas de Dios” (verso 10). Detengámonos y pensemos en esto por un minuto hermanos— ¿Qué son las cosas profundas de Dios? Casi siempre nos enfocamos en las cosas básicas, pero no vamos más allá—hacia las cosas profundas de Dios. Oremos y esperemos que Dios nos guie más profundamente al entendimiento de Su Verdad; más profundamente al entendimiento de Su camino.
Mantengan su lugar aquí, y vayamos a Hebreos 6 para ver algo que debemos entender. Dios tiene tanto para nosotros, que (como dice Pablo) ¡es alucinante! Hebreos 6:1: “Por lo tanto, avanzando más allá de los principios iniciales de las doctrinas de Cristo…” Cuando leí eso por primera vez, me pregunté: ¿Por qué Pablo está hablando sobre ‘dejar los principios de la doctrina de Cristo’? La respuesta es: que en el griego no significa lo que parece expresar. Lo que esto quiere decir en el griego, es que: debemos ir más allá de los principios. Que no nos quedemos estancados en las cosas básicas de Cristo, porque aún hay muchas cosas que tenemos que aprender.
Veamos lo que dice en Hebreos 5:9, a manera de introducción para el capítulo seis. “Y habiendo sido perfeccionado, llegó a ser el Autor de la salvación eterna para todos aquellos que Lo obedecen, después de que había sido designado por Dios como Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec; respecto a Quién tenemos mucho que decir y difícil de explicar, por cuanto se han hecho sordos para oír” (versos 9-11). Lo que el Apóstol Pablo está diciendo es: Que están estancados en una rutina porque todo lo que hacen es quedarse en los principios de Cristo; en el fundamento solamente. Por ejemplo: Si usted quiere construir una casa, ¿Acaso no necesita más que sólo el fundamento? ¡Sí, efectivamente! Y cuando empieza a construirla, ¿Deja usted el fundamento así como está? ¡No! sino que más bien… ¡construye sobre él! Es por eso que el apóstol Pablo está diciendo, que ‘Debemos ir más allá de los principios de Cristo.’
Verso 12: “Porque verdaderamente, por este tiempo ustedes debían ser maestros, pero en lugar de esto necesitan tener a alguien que les enseñe otra vez que son los principios iniciales de los oráculos de Dios…” Eso es realmente en lo que debemos estar enfocados, porque esto no se trata de volver a los principios básicos una y otra vez. Como he dicho varias veces anteriormente, es como si usted llegara a una casa y dijera, ‘Déjeme ver el fundamento. ¡Vaya, que bien se ve éste fundamento!’ Pero el dueño le dice: ‘¿Qué hay del resto de la casa?’ Es lo mismo con nosotros. ¿Qué es lo que tenemos que hacer? ¡Crecer hacia Cristo! Llegar a la ‘medida de la estatura de la plenitud de Cristo,’ hacia las cosas profundas de Dios.
Ahora volvamos a 1 Corintios capitulo dos, y esperemos poder hacer esto hermanos. Esperemos que con el Espíritu Dios, Él:
· Nos bendiga con Su Espíritu
· Nos bendiga con Su entendimiento
· Nos bendiga con Cristo en nosotros
· Nos bendiga con el significado de Su Palabra
…para entender las cosas profundas de Dios.
1 Corintios 2:11: “Porque ¿Quién entre los hombres entiende las cosas del hombre excepto por el espíritu del hombre el cual está en él?...” Los seres humanos son los únicos seres físicos que pueden pensar. Un animal no piensa; un animal no tiene elección, pero los seres humanos sí. Por ejemplo: una vaca sólo come paja o cereales… ¡Porque eso es todo lo que sabe! Opera por medio de la ley del instinto—no por pensamiento o elección. Es por eso que los seres humanos son tan profundamente distintos, al resto de los animales que Dios ha creado.
(Pase a la pista siguiente)
El otro día iba manejando en la autopista 25 (saliendo de Hollister donde hay muchos pastizales y muchas vacas) y cuando una de ellas empezó a caminar para ir a tomar agua, otra comenzó a seguirla en la misma dirección. Luego otra comenzó a masticar pasto—al igual que las demás—y lo único que había a su alrededor era una cerca de alambre. En un documental, también vi cómo unos los leones llegaban a devorar una presa parecida a una vaca. No recuerdo qué animal era exactamente, pero el resto de la manada no entendía lo que estaba sucediendo. Lo único que hacían era quedarse ahí, mientras el comentarista hablaba sobre lo tontas que son (al no darse cuenta de lo que pasaba).
Como seres humanos, nosotros somos un poco distintos. Si alguien muere; nosotros entendemos la muerte. Tenemos un funeral, ¿Cierto? ¿Qué otra criatura hace un funeral por la muerte de uno de los suyos? ¡Ninguna! Los seres humanos somos (mejor dicho) totalmente diferentes. Tenemos el espíritu del hombre en nosotros para darnos intelecto, inteligencia, y elección; y Dios también nos da Su Espíritu además de esto.
1 Corintios 2:11: “Porque ¿Quién entre los hombres entiende las cosas del hombre excepto por el espíritu del hombre el cual está en él? En la misma manera también, nadie entiende las cosas de Dios excepto por el Espíritu de Dios.” El hombre no puede llegar al conocimiento de las verdades de Dios por sus propios pensamientos e intelecto— porque no está en ellos el hacer más, que lo que hace una vaca tonta hacer una elección. Dios es Quien tiene que revelarnos estas cosas, y es por eso que tenemos la Biblia; es por eso que la Palabra de Dios es tan profunda. Verso 12: “Entonces no hemos recibido el espíritu del mundo…” Y por eso ha sido tan impactante hermanos, que veamos a una de las grandes Iglesias de Dios cometer uno de los errores más graves en su historia. Ellos están tratando de agradar a hombres—pero ¿cree usted que va a agradar a Dios, agradando a los hombres? Para poder agradar a hombres ellos tienen que predicar otro evangelio, y ya están yéndose afanosamente por el camino de la apostasía y la herejía. Es una lástima que eso suceda, cuando hay tanto que tenemos que aprender. Ellos están volviendo e invitando el espíritu de este mundo—el cual viene del ‘príncipe de la potestad del aire, cuyo espíritu ahora trabaja en los hijos de desobediencia.’ Ese no es ningún otro que Satanás el diablo, y nosotros no hemos recibido eso.
Nosotros hemos recibido: “…el Espíritu que es de Dios… [El cual es el Espíritu mismo de Dios el Padre]…para que pudiéramos saber las cosas graciablemente dadas a nosotros por Dios… [Incluso las cosas ‘profundas’, ¿Cierto? ¡Sí, efectivamente!]…Tales cosas también hablamos, no en palabras enseñadas por sabiduría humana, sino en palabras enseñadas por el Espíritu Santo para comunicar cosas espirituales por medios espirituales. Pero el hombre natural… [Aquel que no tiene el Espíritu de Dios]…no recibe las cosas del Espíritu de Dios; porque son tonterías para él… [O simplemente le molestan, restringiéndole su movimiento y su comportamiento]…y no puede entenderlas… [¿No es interesante que ni siquiera pueda saberlas y entenderlas?]…porque son discernidas espiritualmente… [Este es el punto al que debemos llegar, hermanos]:… Sin embargo, aquel quien es espiritual discierne todas las cosas… [Teniendo la capacidad de hacer un juicio apropiado de todo]… pero él mismo no es discernido por nadie” (versos 12-15).
De eso está hablando aquí el Apóstol Pedro: De que aquellas personas que usted ha dejado atrás (al arrepentirse e ir por el camino de Dios) ahora lo juzgan y le dicen, ‘¿por qué ya no haces esto; porque ya no haces aquello? ¡Tú solías hacerlo!’ Así que nadie va a juzgarlo, porque ¡Dios es Quien lo va a hacer!
Esto también es importante cuando hablamos de interacción entre los miembros; cuando hablamos de interacción entre ministros y miembros. Un ministro no puede juzgarlo en lugar de Dios. Sí puede hacer un juicio basado en su conducta y su comportamiento—si usted está pecando—pero nadie puede juzgar su corazón porque sólo Dios puede hacer eso. Así que eso es de lo que está hablando aquí.
“…aquel quien es espiritual discierne todas las cosas, pero él mismo no es discernido por nadie. Porque ¿quién ha conocido la mente del Señor? ¿Quién le instruirá a Él?... [¡Ningún hombre!]… Pero nosotros tenemos la mente de Cristo” (versos 15-16).
Entonces, cuando Pedro dice: ‘ármense ustedes mismos con la misma mente’ en realidad está diciéndonos algo muy profundo—que es la plenitud de todo el Evangelio de Jesucristo. Debemos ser armados con la misma mente; debemos estar llenos con el Espíritu de Dios. Usted no puede obtener esto por sus propias obras ni su propio poder. Tampoco lo va a obtenerlo de parte de Dios, si se acerca a Él como lo hizo Job: ‘Dios, he hecho esto’ ‘Dios he hecho aquello.’ No, Dios va a otorgarlo a través de Su gracia. Quizá el apóstol Pablo haya tenido un mayor entendimiento por eso—porque él vio la grandeza de Dios al igual que la magnitud del pecado.
Volvamos a Romanos capitulo siete, porque él está hablando sobre ir más allá de los principios (los cuales son el fundamento básico). Aunque esto es muy difícil de entender para algunas personas, veamos si podemos entenderlo con el Espíritu de Dios; veamos si podemos entender a la luz de Su Palabra, lo que él está diciendo aquí. Pablo tuvo una experiencia tremenda porque él era un Fariseo ¿Lo recuerdan? Él conocía tan bien todas las leyes tradicionales del judaísmo (en su versión farisaica) que hasta dijo ser irreprensible. Pero algo profundo sucedió en el momento en que Dios lo llamó, lo cual él explica a continuación:
Romanos 7:7: “¿Qué diremos entonces? ¿Es la ley pecado?... [¡No! La ley define el pecado. La ley por sí misma no es pecado]… ¡DE NINGUNA MANERA! Pero yo no había conocido pecado, excepto a través de la ley… [Porque esa es la función y el propósito de la ley: El decirnos lo que es el pecado]…Además, yo no habría sido consciente de lujuria, excepto aquello dicho por la ley, ‘No codiciarás’… [Y eso es algo que él entendía desde un principio—incluso como fariseo. Pero cuando Cristo vino, sucedió algo más profundo todavía]…Pero el pecado, habiendo tomado una oportunidad por el mandamiento, produjo dentro de mí toda clase de lujuria… [O toda clase de concupiscencia (VRV)]… porque separado de ley, el pecado estaba muerto” (versos 7-8).
¿Alguna vez le ha pasado eso? ¿Alguna vez le pasado que su mente, después de haber sido convertida con el Espíritu de Dios, se ha desatado en el pecado? Usted en realidad no quería que sucediera, pero ¿Qué fue lo que pasó? Dios le estaba mostrando la maldad excesiva que hay en el pecado.
Verso 9: “Porque estuve una vez vivo sin ley… [Esto es, sin el entendimiento verdadero de la profundidad espiritual de la ley de Dios.]…pero después que llegó el mandamiento… [De arrepentimiento—cuando vino y lo tumbó de su asno para que él se convirtiera en el camino a Damasco]…el pecado revivió, y yo morí… [Esto fue, a través del bautismo]…Y el mandamiento, el cual fue entendido para resultar en vida, fue hallado ser hacia muerte para mí” (versos 9-10). Es increíble ¿no creen? Tener este entendimiento es algo realmente profundo ¡Porque la ley no puede salvar! ¡La ley define! La ley mata por causa de la transgresión, y ¡es por eso el pecado es excesivamente malo!
Vayamos a Marcos capitulo siete, para que entendamos de dónde viene el pecado. El pecado no sólo es definido externamente—porque si no fuera por las acciones de los seres humanos, no habría pecado en el mundo, ¿Cierto? Sin embargo, ¡las personas eligen pecar! y tienen la ‘ley del pecado y muerte’ dentro de ellos (la cual los obliga a pecar). Eso es de lo que Pablo está hablando aquí. Él nunca entendió que todo eso viene de adentro, hasta que Dios lo llamó. Y ¿Cómo fue él capaz de entenderlo? Con la mente de Cristo: ‘Esté esta mente en ustedes, la cual estuvo también en Cristo.’ Esto confirma lo que Jesús dijo aquí:
Marcos 7:21: “Porque desde adentro…” y por eso Jesús les dijo a los Fariseos que eran ‘como sepulcros blanqueados’ que por dentro estaban llenos de huesos de hombres muertos y putrefacción— porque ni toda su justicia exterior podía cambiar el interior. Para poder ser un cristiano usted debe ser convertido, y tener su mente cambiada para poder entender desde adentro.
“Porque desde adentro de los corazones de los hombres… [Y aquí está el por qué necesita la mente de Cristo]…salen malos pensamientos… [Y por eso el Apóstol Pablo entendía que el pecado era ‘excesivamente malo; porque ahí es donde se originan]…adulterios, fornicaciones, asesinatos, robos, codicias, maldades, engaño…” (Versos 21-22). Es como leer los encabezados en el periódico, ¿No es cierto? ¡Sí, así es! ¡Vaya y lea su periódico de esta mañana!
“…libertinaje, un ojo malo, blasfemia, orgullo, tonterías… [Y la palabra griega para tonterías es ‘anoetos,’ que si pudiera decirlo en español, significaría comportamiento idiota]…Todos estos males salen desde adentro, y profanan al hombre” (versos 22-23). Eso es con lo que Pablo estaba lidiando en Romanos 7, y es muy importante que lo entendamos. No podremos crecer para tener la mente de Cristo, hasta que entendamos la profundidad y los efectos del pecado dentro de nosotros. Necesitamos entender la profundidad del Espíritu Santo para ayudarnos a vencer… y la magnificencia del sacrificio de Cristo para traer ese perdón. Eso es de lo que Pablo está hablando.
Romanos 7:10—Él dijo: “Y el mandamiento, el cual fue entendido para resultar en vida… [Porque Dios dijo: ‘¡Oh, que ellos guardaran Mis mandamientos siempre para que les fuera bien!’ ¿No es cierto? ¡Sí!]…Y el mandamiento, el cual fue entendido para resultar en vida, fue hallado ser hacia muerte para mí… [¿Por qué? Porque él entendía la profundidad de la naturaleza pecaminosa dentro de sí mismo]…Porque el pecado, habiendo tomado oportunidad por el mandamiento, me engañó, y por el me mató” (versos 10-11). Y aunque su propia mente carnal lo engañaba, el mandamiento seguía activo y en movimiento porque la paga del pecado es muerte. El pecado es la transgresión de la ley— ¿Cierto?
Verso 12: “Por tanto, la ley es ciertamente santa, y el mandamiento santo y justo y bueno.” Nada de lo que Dios hace es malo o incorrecto. No, la ley no es pecado —pero nuestro comportamiento en la transgresión de la ley sí lo es. Esto es algo que está profundamente arraigado en nuestra mente, corazón, alma y ser… y es por eso que nos lo dice.
Verso 13: “Luego entonces, ¿esto que es bueno llegó a ser muerte para mí? [¡No!] ¡DE NINGUNA MANERA! Sino el pecado…” De eso se trata: Entre más profundamente convertido sea usted, más profundo se vuelve el pecado en su mente. Dios va a exponer al pecado por lo que es en su mente, y esa es la lucha que hay que pelear.
Por lo tanto, entre más tenga usted el Espíritu y el amor de Dios… más le irá revelando Él todas estas cosas para que usted pueda eliminarlas desde adentro— por medio de la conversión. Esto no va a venir por su comportamiento, sino por el Espíritu Santo de Dios para que Él pueda cambiar su comportamiento. Usted no puede deshacerse de algo que forma parte de usted, sino que tiene que haber algo más grande que se deshaga de ello—esto es, Cristo y Su Espíritu.
“…para que pudiera ser verdaderamente expuesto como pecado en mí por esto que es bueno, estaba obrando muerte… [Por lo tanto, la ley es buena porque define lo que es el pecado, y gracias a ella usted puede ver en dónde se está equivocando. ¿Lo ve? ¿Lo entiende?] …para que, por medio del mandamiento, el pecado pudiera llegar a ser excesivamente pecaminoso” (verso 13).
Es por eso que Cristo dio el Sermón del Monte (como veremos más adelante). El espíritu de la ley muestra que el odio es asesinato; la lujuria es adulterio; codiciar es robar. Por eso es que el Apóstol Pablo dijo que ‘la ley, con el Espíritu de Dios en él, ahora revela lo excesivo que es el pecado,’ No es sino hasta entonces que uno comienza a discernir su propia codicia y vanidad—lo cual es sumamente difícil. El verdadero motivo y la verdadera intención de Dios, es edificada en usted por medio de Su Espíritu. Ahí es donde comienza ésta batalla interna.
“…para que, por medio del mandamiento, el pecado pudiera llegar a ser excesivamente pecaminoso. Porque sabemos que la ley es espiritual… [¡Y así es! Está activa todo el tiempo ¿no es así?]…pero yo soy carnal, habiendo sido vendido como un esclavo bajo pecado” (versos 13-14). Lo único que él está diciendo es: ‘Estoy tan vendido bajo el pecado, que no hay esperanza para mí sin Cristo.’
Por otra parte, los protestantes han encontrado una solución a este problema: Ellos dicen que ‘Como nadie puede guardar los mandamientos perfectamente, eso los exime de tener que guardarlos’ (lo cual es completamente ilógico). La verdad es que detesto la palabra ‘lógico,’ porque la lógica humana lo mete a uno en problemas cuando trata de utilizarla para entender cosas espirituales. Así que con esto dicho, digamos que esa conclusión simplemente no es correcta en el sentido espiritual.
“…yo soy carnal, habiendo sido vendido como un esclavo bajo pecado… [Al momento de escribir esto, Pablo ya había sido un apóstol durante 20 años. Él era un ministro de Dios, y aquí él estaba predicándoles a otras personas, ¿No es así? ¡Sí!]…Porque lo que estoy obrando, no lo sé… [Queriendo decir que él realmente no quería hacer esas cosas, aunque las hizo]…Porque lo que no deseo hacer, eso hago; más aún, lo que odio, eso es lo que hago” (versos 14-15).
¿Cuántas veces le ha pasado eso a usted? Cuántas veces ha sentido usted algo como un deseo de voluntad para:
· Para hacer algo
· Para amar a alguien
· Para decirle algo lindo a alguien
· Para orar
· Para estudiar
· Para conocer la Palabra de Dios…
…¡y no lo hace! Eso es a lo que estaba refiriéndose el apóstol Pablo, al decir que Él deseaba hacerlo (pero no lo hacía).
Verso 16 [parafraseado]: “Pues lo que deseo no lo hago, mas aquello que odio, me encuentro haciéndolo. Pues lo que odio, eso hago.” ¡Esa es toda una confesión! Él bien pudo haber dicho, ‘yo soy un apóstol de Dios, llamado de Cristo, y vivo una vida perfecta. Vivan como yo.’ ¡Tonterías!
Parte de tener la mente de Cristo, implica que usted tenga la humildad que viene de Él. Cristo es Quien nos muestra este tipo de comportamiento en nuestras mentes y corazones, para que nosotros podamos arrepentirnos. Dios lo hace para que todo pecado e injusticia pueda ser borrada, y puedo garantizarles que nadie en el mundo sin el Espíritu de Dios, está teniendo ésta batalla interna. Podrán tener cualquier otro tipo de conflictos—pero no éste.
Ahora, ¿Cómo va a resolver Dios este problema? Veámoslo en el verso 16 (porque esta también es una de las cosas profundas de Dios) verso 16: “Pero si estoy haciendo lo que no deseo hacer, estoy de acuerdo con la ley que es buena… [Porque la ley me indica lo que es correcto, así como lo que es incorrecto]…Así entonces, no estoy más obrándolo yo mismo; más bien, es el pecado que está morando dentro de mí… [Y es por eso que hemos hablado de la ‘ley del pecado y muerte’—porque el pecado mora en cada ser humano por herencia, y por la misma naturaleza que lleva dentro como dijo Cristo]…Porque entiendo plenamente que no hay morada dentro de mí—esto es, dentro de mi ser carnal—ningún bien…” (Versos 16-18). Y cuando usted llegue a entender eso, le va a pasar lo mismo que le pasó a Job.
Mantengan su lugar aquí y volvamos a Job 42 para ver esto. Lo que Job hizo al darse cuenta de la realidad fue muy importante, y nosotros también podemos hacerlo; la lección está ahí para nosotros. Después de que Job dijo le dijo a Dios: ‘Yo he hecho esto; yo he hecho aquello. He alimentado a los pobres; he cuidado de los necesitados. Cuando yo entraba a un salón, era tan importante que todos se ponían de pie y me hacían reverencia… y cuando hablaba, todos me escuchaban.’ Dios descendió y le dijo, ‘A ver Job, dime una cosa:
· ¿Dónde estabas tú cuando puse el fundamento de la tierra?
· ¿Dónde estabas tú cuando estiré los cielos?
· ¿Dónde estabas tú cuando creé todas las cosas?
Déjame decirte algo: Si tú ahora puedes vestirte de majestad—es decir, que puedas salvar tu pellejo por ti mismo—Entonces te diré, que puedes salvarte a ti mismo.’
Job 42:1: “Y Job le respondió al SEÑOR y dijo… [Noten la diferencia de esta actitud humilde, en comparación con sus argumentos anteriores]…Sé que puedes hacer todas las cosas, y que ningún pensamiento puede ser retenido de Ti. Preguntaste, ‘¿Quién es el que oculta consejo sin conocimiento?’ Por tanto he hablado lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí; si, las cuales no sabía. Escucha, Te ruego, y hablaré; Tu dijiste, ‘Te preguntaré, y tú Me declararás.’ He escuchado de Ti por el oír del oído; pero ahora mis ojos Te ven… [Ahora entiendo espiritualmente]…Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y cenizas’” (versos 1-6).
¿Ven cómo la consciencia y la cordura volvieron a Job? Eso es exactamente de lo que está hablando el apóstol Pablo en Romanos 7. Él pudo ver que el pecado era excesivamente pecaminoso (o malo), porque entendió la profundidad del mismo. Las personas que no tienen el Espíritu de Dios, no ven la maldad excesiva que hay en el pecado. Ellas dicen que: ‘Un poco de pecado es bueno,’ pero ¿Qué dice la Biblia? ¡Que un poco de levadura leuda toda la masa! Si ellos creen que un poco de pecado es bueno, eventualmente van a necesitar más. Pero cuando usted tiene el Espíritu de Dios y es condenado por él, esto es lo que sucede:
Romanos 7:18: “Porque entiendo plenamente que no hay morada dentro de mí—esto es, dentro de mi ser carnal—ningún bien… [Excepto el Espíritu de Dios]…Porque el deseo de hacer el bien está presente dentro de mí… [Sí, el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil. Él tenía la voluntad en su interior]…pero como obrar eso lo cual es bueno, no encuentro.” Así que por sí mismo, por sus propios medios, de su propia mente, y de sus propios pensamientos… él ‘no encontraba’ cómo hacer aquello que es verdaderamente bueno. Ahora, ¿A qué se refiere cuando habla sobre aquello que es bueno? ¿Significa eso alimentar a alguien que tiene hambre? ¿Es cuidar de alguien que no tiene hogar? ¿Es eso bueno? ¿Cuál sería la definición correcta para aquello que es bueno en este contexto? ¿Qué es bueno ante Dios? Eso es de lo que estamos hablando: De la bondad ante Dios, y del bien que es verdaderamente bueno. En otras palabras, Pablo estaba diciendo que él (por sí mismo) no encontraba aquello que es bueno por toda la eternidad.
Verso 19: “Porque el bien que deseo hacer, no estoy haciendo; sino el mal que no deseo hacer, eso estoy haciendo. Pero si hago lo que no deseo hacer, no estoy obrándolo más yo, sino el pecado que está morando dentro de mí” (versos 19-20). En otras palabras, ese no es su motivo.
Ahora, eso es algo que también pasa con nosotros— porque cuando usted peca, no es porque se haya propuesto hacerlo. Usted no enfoca su mente en cometer ese pecado, aunque sí existe la posibilidad de que ceda voluntariamente ante él. Es posible que uno resbale ante la tentación. Es posible que usted tenga un carácter fuerte (lo cual es algo común en mucha gente) y que ese sea su punto débil. Usted lo detesta; no quiere hacerlo. No es su deseo hacerlo ¡pero lo hace! Así que, como dijo el apóstol Pablo, “No soy yo quien lo hace, sino el pecado que está morando en mí.” Todos tenemos al pecado morando en nosotros.
Verso 21: “Consecuentemente, encuentro ésta ley en mis miembros… [Como la ley de la gravedad]…que cuando deseo hacer el bien, el mal está presente conmigo… [Y a pesar de eso, él dice]…Porque me deleito en la ley de Dios de acuerdo al hombre interior… [La ley es santa, justa, y buena… y usted se deleita en la Palabra de Dios por el hombre interior. Ese debería ser nuestro pensamiento y nuestro deseo, ¿No es así? ¡Sí!]…Pero veo otra ley dentro de mis propios miembros, en guerra contra la ley de mi mente, y llevándome cautivo a la ley de pecado… [La ley del pecado que está en usted, la cual el Apóstol Pablo llama ‘la ley del pecado y muerte’]…que está dentro de mis propios miembros” (versos 21-23).
Ahora, este es un dilema—así que él dice en el verso 24: “¡Oh que hombre miserable soy!... [Y así es como uno se siente cuando llega al punto del arrepentimiento y conversión verdaderos, porque eso es lo que somos ante Dios sin Jesucristo]… ¿Quién me salvará del cuerpo de esta muerte? Doy gracias a Dios por Su salvación a través de nuestro Señor Jesucristo… [Porque él va a ser redimido]…A causa de eso, por un lado, yo mismo sirvo a la ley de Dios con mi mente; pero por otro, con la carne, sirvo a la ley de pecado” (verso 24-25) —eso era parte de su mismo ser.
Romanos 8:1 también es algo en lo que necesitamos crecer más profundamente hermanos: “Consecuentemente, entonces no hay condenación a aquellos que están en Cristo Jesús…” Es decir: aquellos quienes están atravesando esta misma lucha, y quienes están venciendo los pecados que están dentro de ellos. Ahora, ¿Cómo vencemos los pecados que están dentro de nosotros?
Vayamos a 2 Corintios 10—para ver algo muy importante respecto a esto hermanos. Usted no puede vencer la parte interna de su mente guardando la parte externa de la Ley. Usted debe vencer el pecado dentro de su ser, ¡con el Espíritu de Dios y de Cristo en usted! Por eso es que Pablo dijo que ‘La ley está aquí, es espiritual, y es justa y buena; pero la ley que está afuera de mi mente no puede cambiar mi mente.’ Sólo el Espíritu de Dios puede cambiar su mente, y ¡Sólo Dios puede convertirlo! La Ley de Dios define lo que es correcto y lo que es incorrecto. La Ley de Dios puede guiarlo a un cierto nivel de conversión—o a un cambio de comportamiento—pero sólo el Espíritu de Dios puede convertir la mente. Entonces, ¿Qué hace usted cuando se encuentra atrapado en este enigma tan horrible?
2 Corintios 10:4: “Porque las armas de nuestra guerra no son carnales… [No vamos a lograrlo con pensamientos positivos, haciendo el bien, ni por métodos carnales]…sino poderosas a través de Dios para el derrocamiento de fortalezas.”
La fortaleza más grande a derribar está en su mente— ¡Que es precisamente donde mora el pecado! Necesitamos vencer la imaginación del corazón, lo cual es imposible sin el Espíritu de Dios. ¡Tenemos que hacerlo con el Espíritu de Dios!
Verso 5: “Echando abajo vanas imaginaciones, y toda cosa alta que se exalta a sí misma contra el conocimiento de Dios, y trayendo a cautividad todo pensamiento a la obediencia de Cristo.” Así es como debemos hacerlo. Debemos traerlo a la ‘obediencia de Cristo’:
· En arrepentimiento
· En oración
· Cediendo ante Dios
· Pensando en Su Palabra
· Creciendo en gracia y en conocimiento
· Y dándonos cuenta de que todo esto se logra por la gracia de Dios
¡No puede ser de ninguna otra manera porque usted es salvo por gracia! Ahora, sí tenemos que guardar los mandamientos de Dios—pero recuerde que nadie puede ser salvo por la observancia de la ley. ¡Recuérdelo!
Ahora, ¿Qué le dijo Cristo al hombre rico? ¿Lo recuerdan? Cuando el hombre rico vino y le dijo: ‘Maestro bueno, ¿Qué debo hacer para tener la vida eterna?’ Jesús le respondió: ‘Guarda los mandamientos.’ –‘Ah, eso ya lo he hecho toda mi vida’— dijo el hombre rico – ‘¿Qué más debo hacer?’ Y Cristo le dijo: ‘Ve a vender todo lo que tienes, luego ven y sígueme, y tendrás tu recompensa en el cielo.’ Después los discípulos dijeron, ‘¿Cómo va a ser eso?’
También, en otra parábola les dijo: ‘Quiero decirles algo. Si un hombre tiene un siervo trabajando en el campo, y al entrar en la casa le dice a ese mismo siervo ‘Prepárame algo de comer para que después comas tú,’ después de que ha hecho todas esas cosas… ¿Le agradece él a su siervo por todo lo que hace? ¡No! Pues es lo mismo con ustedes, ‘Cuando hayan hecho todo lo que se les ha ordenado, considérense siervos inútiles.’ Ahora, esta es una expresión dura. ¿Por qué son siervos inútiles? Porque no han dejado que Cristo esté en ustedes, ‘trayendo todo pensamiento en cautividad a la obediencia de Él.’ Así que cuando Pedro nos dice: ‘ármense a sí mismos con la misma mente que tiene Cristo’… en realidad está diciéndonos mucho, ¿no es así? ¡Sí, efectivamente!
“…y trayendo a cautividad todo pensamiento a la obediencia de Cristo… [Por lo cual Cristo en usted es la única esperanza de gloria]…Y teniendo una disposición para vengar toda desobediencia, cuando su obediencia haya sido cumplida” (versos 5-6).
Volvamos a Romanos capitulo ocho. Tal vez ahora vean por qué no hay condenación—porque usted por sí mismo, no puede vencerse a sí mismo. Sólo con Cristo en usted, y ‘trayendo a cautividad todo pensamiento’ con el Espíritu de Dios, es que usted puede vencerse a sí mismo.
Es por eso que en Romanos 8:1, dice que: “…no hay condenación a aquellos que están en Cristo Jesús, quienes no están caminando de acuerdo a la carne sino de acuerdo al Espíritu… [No estamos viviendo nuestras vidas como solíamos hacerlo. Somos convertidos; ¡Estamos cambiados! Y estamos creciendo en gracia y en conocimiento]… porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley de pecado y muerte” (versos 1-2). Y a pesar de que aún tengamos la ‘ley del pecado y muerte’ dentro de nosotros, Cristo nos ha librado de ella. No tenemos que estar agobiados por obedecerla en sus lujurias, al traer ‘a cautividad todo pensamiento a la obediencia de Cristo.’
Verso 3: “Porque lo que era imposible hacer para la ley… [Ya que ésta no puede convertir ni empoderar; sino sólo definir y traer muerte]…en que era débil a través de la carne… [Por la ‘ley del pecado y muerte’ en nosotros]…Dios, habiendo enviado a Su propio Hijo en la semejanza de carne pecaminosa… [Para ser exactamente como somos nosotros]…y por el pecado, condenó el pecado en la carne.”
Si Cristo condenó al pecado en la carne, ¿Quién tiene que vencer el pecado dentro de nosotros? ¡Cristo en nosotros! Sí, nosotros tenemos que hacer nuestra parte—pero Cristo tiene que ser esa fuerza poderosa, activadora, y motivadora (a través de Su Espíritu) para poder hacerlo.
Vayamos a Romanos 6:10: “Porque cuando murió, murió al pecado una vez por todos; pero en lo que vive, vive hacia Dios. En la misma forma también… [Esto es: calculen, estimen, y entiendan, que]…ustedes ciertamente deberían considerarse a sí mismos muertos al pecado, pero vivos para Dios a través de Cristo Jesús nuestro Señor. Por tanto, no dejen que el pecado gobierne en su cuerpo mortal…” (versos 10-12).
Eso es lo que Cristo hace en usted: Que el pecado no ‘gobierne en su cuerpo mortal’; que usted lo vea por lo que es; que usted entienda lo malvado que es. El pecado está ahí trabajando para derribarlo—pero usted no se deja gobernar por él. Y ¿Por qué? ¡Porque usted tiene la mente de Cristo en usted! Y está ‘trayendo a cautividad todo pensamiento a la obediencia de Cristo.’
Esto es algo sumamente profundo hermanos. Esto es parte de las cosas profundas de Dios que nosotros buscamos— y en las cuales necesitamos crecer. Entonces, es por eso que el apóstol Pedro dijo: ‘Estemos armados con la misma mente.’
Volvamos y leamos 1 Pedro 4:1 para terminar: “Consecuentemente, dado que Cristo ha sufrido por nosotros en la carne, ármense a sí mismos también con la misma mente…” Esté esta mente en ustedes, la cual estuvo en Cristo Jesús nuestro Señor.
Referencias Bíblicas:
· 1 Pedro 3:22
· Colosenses 2:15
· Colosenses 1:16-18
· Hechos 2:25, 33
· Hechos 6:29-31
· Hebreos 1:3, 13
· Hebreos 4:14-16
· Hebreos 7:25-28
· Hebreos 8:1-2
· Hebreos 9:24
· 1 Juan 1:7-10
· 1 Juan 2:1-2
· 1 Pedro 4:1-6, 1
· Filipenses 2:5-8
· Romanos 12:1-2
· Efesios 4:23-24
· 1 Corintios 2:7-9
· Romanos 8:28
· 1 Corintios 2:10
· Hebreos 6:1
· Hebreos 5:9-12
· 1 Corintios 2:11-16
· Romanos 7:7-10
· Marcos 7:21-23
· Romanos 7:10-18
· Job 42:1-6
· Romanos 7:18-25
· Romanos 8:1
· 2 Corintios 10:4-6
· Romanos 8:1-3
· Romanos 6:10-12
· 1 Pedro 4:1
Escrituras mencionadas, no citadas:
· Hebreos 2
· 1 Corintios 2:9